Así, un contribuyente con una base imponible de, por ejemplo,
30.000 euros tendrá incentivos fiscales para comprar una vivienda pero no por
alquilarla. Si adquiere una casa podrá deducirse el 15% de los pagos efectuados
hasta un máximo de 9.040 euros. Ello supone un ahorro tributario de hasta 1.356
euros anuales. Si este contribuyente tarda 30 años en liquidar su hipoteca,
podrá deducirse más de 40.000 euros.
En cambio, un declarante con una base imponible superior a
24.107 euros no podrá descontarse ni un euro de su factura tributaria si opta
por vivir de alquiler. Así, en términos puramente tributarios, resulta más
atractivo la compra que el alquiler. Ello no es casual. Uno de los objetivos
del Gobierno del PP pasa por dar salida al enorme stock de vivienda que está en
manos de la banca.
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